No , no me refiero a un rincón de retretes, sino a nosotros... tristes aficionados a las motos clásicas, que nos embebemos con la imagen de nuestros angelitos rodados, que tenemos que acudir al garaje al encuentro de nuestra "chica" con una discreción y prudencia infinita, como si estuviéramos ocultando un adulterio.
Nosotros, que tenemos que buscar excusas para convencer al cónyuge, padre, madre o quien sea... de que la moto sólo se va de casa con nosotros encima.
Nosotros, que tenemos que maquillar la economía doméstica para ir comprando esta pieza por aquí y esa otra por allá hasta que completamos el ajuar de la "novia".
Nosotros, que ya hemos llenado la memoria de la cámara de fotos con las imágenes de nuestras "nenas" antes, durante y después de la cirugía estética, reparadora, lifting o intervención requerida para preservar debidamente su juventud.
Y es que, digo yo, si ellas se gastan su dinero en quitarse las arrugas ¿por qué no puedo yo quitarle las abolladuras a mi "nena"?
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| Así llegó a casita, no estaba del todo mal pero... ¿quién dijo miedo? |
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| Está un poco desnudita... pero ya le buscaremos algo |
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| Voilá, ha perdido las alforjas y se ha puesto colorada. |
hola, te ha quedado muy chula.Saludos
ResponderEliminarMuy buen artículo, a mi me pasa lo mismo ,en cualquier rincón español
ResponderEliminarexiste una oportunidad de moto clásica o pieza que no me resista a sus encantos.
Muchas Gracias por tus palabras y sobre todo por la participación.
EliminarEs muy reconfortante saber que hay alguien que entiende lo que uno siente.